martes, 4 de junio de 2024

El monstruo de la DEPRE...

 
    

      Ayer por la tarde estuve conversando con un amigo médico ─que sin ser neurólogo es un gran conocedor de esa especialidad─ y nos surgió una temática muy interesante. Le hice una pregunta sobre la frecuente prescripción de antidepresivos a los enfermos aquejados de alguna demencia, y de ahí saltamos a hablar, de manera más específica, sobre las posibles relaciones entre la depresión y las enfermedades neurodegenerativas.

      Él empezó diciendo que, según su criterio, la relación ─indudable─ entre la depresión y esas enfermedades es compleja y bidireccional, porque la depresión puede incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades de la mente y, a la vez, estos males pueden provocar la irrupción de depresiones. Entonces le pregunté:

      ─¿Entonces podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que existe una estrecha relación entre la depresión y los trastornos neurodegenerativos?

      Mi amigo respondió rápido:

      ─¡Sin duda ninguna! Hay investigaciones recientes que han demostrado que las depresiones pueden ser una factor de riesgo como síntoma de esas enfermedades.

      ─¿Quieres decir que hay estudios que sugieren que la depresión puede aumentar las posibilidades de que una persona desarrolle “a posteriori” alguna enfermedad como el Parkinson o el Alzheimer?

      Respiró hondo y después de una breve pausa comentó:

      ─Sí, pero lo que no se sabe aún son los mecanismos subyacentes de esa relación, pero pueden involucrar inflamación crónica, cambios en la neuroplasticidad y alteraciones en la bioquímica general.

      ─¿Explicaría eso el porqué la depresión en un síntoma muy común entre las personas con algún trastorno neurodegenerativo? ─le pregunté.

      ─Creo que sí, aunque le preguntaré a algún colega neurólogo que esté más al tanto de estas cuestiones, pero estoy bastante seguro que en las enfermedades como el alzhéimer, la demencia frontotemporal, el párkinson y el ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) y otras, van paralelas a la depresión. Y, además, pienso que la depresión puede exacerbar los síntomas neurodegenerativos y afectar de modo negativo a la eficacia del tratamiento general. Y, por supuesto, a la calidad de vida del paciente.

      ─Imagino que quieres decir que la presencia de depresiones en los pacientes con enfermedades neurodegenerativas pueden complicar las terapias de ambas condiciones, ¿no?

      Se quedó un poco pensativo y habló como para sí mismo, con la mirada un poco perdida.

      ─Muy posiblemente, tanto la depresión como las enfermedades neurodegenerativas, compartan mecanismos biológicos, como la disfunción de neurotransmisores (por ejemplo, serotonina, dopamina), el estrés oxidativo y la inflamación neuroinmune.

      ─¿Y qué es el estrés oxidativo?... Bueno, déjalo, te veo un poco cansado, mañana, o pasado, seguiremos hablando de todo esto, ¿vale?...

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